Las semanas previas a la Semana Santa iban pasando con un tiempo excelente que parecía iban alumbrando lo que realmente no ocurrió, una Semana Santa plena de sol y cofradías.
Los actos y cultos se iban sucediendo, entre ellos, el que comienza a ser tradicional (por desgracia debido al cierre de Santa Catalina) viacrucis y traslado de nuestros titulares a la Iglesia de Los Terceros, sede de la querida hermandad de la Sagrada Cena.
La semana antes ya los pronósticos iban mostrando que la semana sería inestable, sobre todo los días de vísperas y los primeros días de la semana mayor. Sin embargo, conforme pasaban las horas y los días, dichos pronósticos se iban cumpliendo, partiendo por la mitad el Domingo de Ramos y quedándonos sin Lunes Santo a expensas de las falladas estaciones de penitencia de las queridas hermandades de la Redención y San Gonzalo.
Cada día, nos despertábamos mirando al cielo y mirando Internet amén de estar pegados a la radio y a la TV, por cierto, magnífico trabajo el realizado por todos los medios locales facilitando información a todos los cofrades de todo el mundo, interesados por nuestra semana santa.
El Martes Santo quedó ausente un año más. Todas las cofradías, en cascada iban suspendiendo sus estaciones de penitencia a la Catedral por mor de la meteorología adversa.
El Miércoles Santo, parece que el día con mejor fortuna de las últimas décadas, se salvó no sin más de una mirada subrepticia al cielo. Ello parece que nos daba esperanzas para el Jueves Santo, uno de los días del año que reluce más que el sol según el dicho popular. La mañana se presentó soleada, mucho mejor que el año anterior, sin embargo, los modernos medios con los que contamos hoy, nos indicaban que la situación iba a cambiar para la tarde.
De nuevo las predicciones tomaban cuerpo y al igual que el Martes Santo, Sevilla se vió privada de las magníficas cofradías del Jueves Santo al igual que el año pasado. A partir de ahí, se "salvaron" el resto de cofradías a excepción tristemente de las hermandades de la Carretería y el Cachorro.
Volviendo al Jueves Santo, en Los Terceros se vivieron momentos de emotividad, tristes, desoladores, con llantos, desesperanza y resignación. Uno de los momentos más emotivos fue la llamada al paso del Stmo. Cristo de la Exaltación de nuestro hermano costalero e hijo del ya añorado Pepe Perejil y el de la viuda de Pepe, que llamó al paso de la Stma. Virgen de las Lágrimas.
Los pasos se mostraban magestuoso el del Señor de la Exaltación y deliciosamente elegante el de la Stma. Virgen de las Lágrimas que un año más se quedaron sin embelesar a toda Sevilla por sus calles.
Desde Exaltación y Lágrimas, queremos compatir unas fotos tomadas tanto en el traslado de ida a Los Terceros como el propio Jueves Santo. Si alguno de nuestros lectores desea guardarse alguna foto, simplemente tiene que hacer click sobre la misma y bajarla.